Autor:
Anny Santana Rodríguez Profesor: Geovanny Vicente Romero
Realizamos
una visita al Centro de Corrección y Rehabilitación de San Pedro de Macorís
CCR-11, el Miércoles 26 de Noviembre del año en curso y procedí a encuestar a
15 internos (hombres), con el tema “Victimización en los Centros Penitenciarios”.
Allí se puede palpar la cruda realidad que se vive y que no solo las
condiciones que brindan los centros penitenciarios los hacen ser
o estar mal, sino que vienen desde las calles con condiciones y
pensamientos negativos, inhumanos, destructivos, sintiéndose víctimas del
sistema, pero sin ningún deseo de mejorar. Esto es lo que vemos primar en
nuestros centros penitenciarios, muchos jóvenes que han carecido de atención y
corrección en los hogares, que han cometido delitos para llamar la atención de
estos, que se ven con falta de oportunidades, pero que aún teniéndolas las
dejan ir de sus manos por la ausencia de conocimiento, educación y capacidad.
En fin, seres humanos que de manera
errónea han tomado decisiones sin pensar
en las consecuencias. Ahora bien, ¿sería verídico lo que muchos de estos
internos expresan? ¿Será verdad lo que estos hombres cuentan sobre el trato que
se les da en el Centro de Corrección y Rehabilitación y sobre sus vidas antes
de ingresar allí? No lo sabes, pero
mientras tanto… analicemos sus realidades.
Hombres
que comprenden entre las edades de 18 a 65 años, en su mayoría de 18/24 años,
ingresados por delitos como Homicidio Consumado, Robo con intimidación y Lesión
permanente con armas de fuego o armas blancas, 13 de los 15 encuestados se
encontraban laborando antes de ingresar al centro, uno se encontraba estudiando
a pesar de que un gran porcentajes de ellos tenían un nivel académico sumamente bajo, paupérrimo, que no
completaron la secundaria y abandonaron las aulas a los 12/15 años; y otro se
encontraba desempleado. Hombres con sus familias, con parejas, hijos, que lo
pierden todo cuando caen en desgracia y
que se aferran a la esperanza de recuperarlos cuando obtengan su libertad. Otros
internos cumplían condena por violación sexual, violencia de género y
asociación de malhechores.
Pero
puede que lo expresado anteriormente no sea la más interesante, pues existe
aquel factor o auxiliador que se vuelve la amiga invaluable de estos hombres, que los ayuda a
sobrellevar sus días mientras cumplen su condena: la droga. Bien lo dice el
refrán: “quien hace la ley, hace la trampa”. Para nadie es un secreto que son
muchos los trucos y mañas que se pueden aprender y desarrollar dentro de estos
centros y que obviamente facilitan el tráfico de sustancias, violentando todo
código o parámetro establecido, y
burlando así a las autoridades. La marihuana
es la que predomina, tienen un costo de cien (100) pesos un tabaquito
(como ellos lo llaman) y es consumida
dos o tres veces por día, durante toda la semana. Otra sustancia en la Cocaína,
con un valor de doscientos (200) pesos una fundita. Esta no se consume tanto porque algunos dicen “que le da´ duro”, por esto podríamos entender que es
sumamente fuerte y que los efectos que produce son malísimos; otros expresan
que es por su alto costo y otros dicen que simplemente no les gusta, pero al
final es lo mismo… TODOS consumen alguna droga para despejar la mente y
sobrevivir a lo que ellos le llaman un infierno. El alcohol que también suele
ser un acompañante a la pena y el dolor,
no se consigue dentro del centro, pero sí
lo fabrican con alimentos como
zanahoria, remolacha y cítricos que los mismos internos roban de la cocina y lo
denominan “Vitriche”, que no es muy comercial porque no es una bebida fuerte,
no es alcohol persé y los internos lo que quieren es algo para anestesiar su
agonía.
En
un aspecto más personal, humano e íntegro, estuvimos cuestionando a los
internos sobre el trato que reciben allí tanto por los compañeros como por
parte de las autoridades. Obviamente
estas personas que en primer lugar son condenados por la sociedad, luego sufren
ciertos malos tratos dentro del centro, pese que el artículo 1, inciso 5 de la
ley 224 del año 1984 sobre Régimen Penitenciario prohíbe todo tipo de tortura, puesto que este
nuevo Centro de Corrección y Rehabilitación de San Pedro de Macorís se
encuentra bajo la supervisión del Nuevo Modelo, que busca sobre todas las cosas
rehabilitación, regeneración y reinserción del individuo.
Robo
de pertenencias, golpes, insultos, amenazas, palizas y patadas, son de las
leves agresiones que reciben los internos, sin contar de la famosa “plancha”,
que es el castigo máximo que reciben si desacatan una orden. Pero hay que
aclarar que eso no es constante, es decir, los mismos encuestados decían que
sólo sufrían estas agresiones si realmente se portaban mal, pero que si
“andabas por la rayita”, los “agentes o azulitos” (calificativos que utilizaban
para referirse a un funcionario), no te hacían nada y se mantenían las cosas en
orden y calma. Ahora bien, desde el ámbito social, también se daban estos actos
agresivos en contra de los internos. Muchos fueron robados, amenazados,
apuntados con armas blancas y de fuego e insultados antes de tener algún asunto
judicial, y ¿que vemos ahí? Una sociedad
carente de valores, de sentido humano, llena de prejuicios, necesidades,
violenta… una sociedad vacía, que en cierta medida contribuye a que hoy en día
nuestros centros estén llenos de delincuentes y presuntos delincuentes.
Otro
punto tratado en la encuesta fue la salud, tanto física como mental. Muchos
dijeron que cuando cayeron en prisión se deprimían mucho, por la decepción que
tenían sus familiares, porque era demasiado duro y fuerte el estar privado de
su libertad y porque han perdido de todo, familia, amigos, parejas… Gran parte
de ellos sufren de insomnio, tienen pesadillas constantes. Y se preguntarán:
¿qué sueñan, porque no duermen? Estos hombres
cargan en su conciencia muertes, escenas sangrientas, que son repetitivas en
sus mentes. Parecería de película, pero NO, algunos de ellos me contaron de cómo
dieron muerte a sus víctimas, de cómo fueron cómplices en atracos y del porqué
lo hacían. No duermen, no sólo porque
tienen cargos de conciencia, sino porque allí dentro tienen que estar al asecho
de qué pasa, qué se mueve, debido a que se arman motines de un momento a otro y
por eso hay que estar despierto y vigilante.
Como
dijo el filósofo y matemático griego Pitágoras:
“Educad a los niños y no será necesario corregir a los hombres”. Utilizo esta frase, pues entiendo que todo empieza
desde las familias, entiendo que es un factor primordial en la vida de cada ser
humano y que esa es la raíz de todo. Si
desde pequeños vemos actos o acciones incorrectas, probablemente seguiremos ese
patrón y lo guardaremos como correcto en nuestra mente. Por eso es importante educar
al niño, orientar al joven y crear conciencia en el adulto para crear una
sociedad más sana, con valores más sólidos y sentimientos más humanos. No sé si
mi postura es la correcta, si son verdades o mentiras. Mientras
tanto…Realidades!!
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