Autor: Yaritza Gissel Abreu Sánchez Profesor: Geovanny Vicente Romero
A
lo largo de la historia cada sociedad ha reaccionado de un modo diverso frente a
las conductas antisociales de sus integrantes, durante muchos años parte de las
cárceles dominicanas tenían como modelo adoptado las fortalezas penitenciarias como
mecanismos o mejor dicho como el recinto donde el ciudadano que infringía la ley debía guardar
prisión. Tal es el caso de la provincia de San Pedro de Macorís en la cual se
encuentra La Fortaleza General Pedro
Santana, construida en el año 1924, por el Presidente Horacio
Vásquez.
Las
fortalezas describen un espacio o
lugar fortificado, que está acondicionado para soportar ataques
o invasiones. Además
de esto fueron utilizadas
con el objetivo de ambientar un lugar de custodia y tormento infrahumano y
degradante para aquellas personas opuestas a las políticas del Estado y a los
enemigos de este. En
este sistema carcelario no había ningún aval de preservar los derechos y
garantías fundamentales del ser humano. La
construcción de esta fortaleza está diseñada en forma de castillo de piedras.
Sin embargo con el surgimiento del nuevo modelo penitenciario muchas
cosas han quedado atrás, tales como:
ü El sistema administrativo de
las prisiones donde pasa de ser un lugar custodiado y protegido por militares a
ser dirigido por civiles debidamente preparados y capacitados para ejercer
dicha labor.
ü La segregación de los
internos donde se erradica con esta implementación la figura del hacinamiento
carcelario y donde son clasificados según el delito o crimen cometido, por edad
y sexo, entre otros.
Durante el proceso de
investigación realizado en el actual Centro de Corrección y Rehabilitación
Penitenciaria San Pedro de Macorís a finales del mes de noviembre del año 2014,
podemos deducir, que los internos según las entrevistas pautadas arrojan que
son insultados y amenazados constantemente por los funcionarios penitenciarios
en un 92%, que solo un 5% confiesa abiertamente que son maltratados por estos
con un bate o llevados a la referida ´´Plancha´´
como punto de escarmientos y que son víctimas de constantes robos por parte de
los demás
Un 2% admite que tiene pesadillas y que no
pueden dormir al 100% , porque temen que lo maten o
hieran, y el 1% admite que toman alcohol, cocaína, cannabis y marihuana durante el
cumplimiento de su condena o mediante la imposición de la prisión preventiva.
La mayor parte de los
internos sólo llegó al octavo curso de la primaria, los cuales comprendían la edad de 12-13 años, están
cumpliendo condena debido a la calificación jurídica del homicidio consumado,
posesión y ventas de drogas, violencia de género y robo a mano armada,
considerándose ellos mismos culpable del hecho atribuido, lo cual producía que
automáticamente sus parejas o concubinas los dejaran.
Las enfermedades o lesiones graves
padecidas por los internos es poco comparado con la vida
turbulenta y degradante que tienen que vivir en el nuevo modelo penitenciario
creado recientemente (palabras textuales de los internos).
Es necesario establecer que con el surgimiento del nuevo modelo
penitenciario ´´debería´´ de erradicarse por completo las torturas y malos
tratos propiciados hacia los internos, debido a que el objetivo de su creación
fue la realización de un tratamiento penitenciario donde, primero, se trabaje en la
rehabilitación del interno, segundo, en su regeneración y finalmente se logre su reinserción social, pero todo
esto es difícil de realizar (no imposible) si todavía se tiene como mecanismo
de implementación la antigua cultura carcelaria por parte del personal y
administración penitenciaria.
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