Publicado 29 enero 2017
Tres ideas llegan en el momento más oportuno para pavimentar un camino de progreso para el futuro de Turquía.
Era el 15 de julio y yo apenas había llegado a la mágica ciudad de Estambul por primera vez. A pesar de la llamada “descompensación horaria” a mi llegada a la única ciudad del mundo ubicada en Asia y Europa, hacía un día estupendo y cada minuto era importante. Ya en las cautivadoras calles de Turquía, pasé la tarde y la noche explorando los magníficos sitios históricos del conocido barrio Sultanahmet, incluyendo la Mezquita Azul, Hagia Sofía y el Gran Bazar.
Luego de una cena romántica en la terraza de un restaurante tradicional de estilo otomano, con vista panorámica que nos permitía ver en un lado, una ciudad moderna en contraste con el telón de fondo histórico de la ciudad vieja en el otro lado, ignoraba que la yuxtaposición del pasado otomano de Turquía con su presente moderno estaba a punto de tomar un rumbo sin precedentes. La magia de poder ver desde mi mesa, el majestuoso puente del Bósforo que une la parte asiática de Estambul con la europea, me mantuvo al margen de la realidad que se estaba gestando en ese momento de disfrute cultural.
Más tarde en la noche, en el momento en que caminaba en la Plaza de Sultanahmet, veo tres miembros del ejército corriendo, mientras uno de ellos cargaba en su mano un arma y su teléfono en la otra. Inmediatamente me percaté de la extraña situación y regresé a mi hotel. Tan pronto llegué al hotel, empecé a ver en las noticias el desarrollo de un golpe de Estado en la misma ciudad pacífica que una hora antes podía contemplar maravillado desde la distancia de mi mesa de restaurante. Nunca sabré si esos tres soldados en la plaza pertenecían al complot golpista o a las fuerzas defensoras.
Luego de una noche en vela, agachándome —protegiéndome— para cubrirme de los F16s que de manera rasante y constante se mantuvieron sobrevolando la ciudad, la poca altura de estos vuelos se podía sentir desde mi habitación. En el otro lado del planeta, mi madre preocupada sintonizó todos los canales internacionales para mantenerme al tanto de lo que cubrían las grandes cadenas de noticias del mundo y como distintos gobiernos repudiaban el golpe de forma enérgica. Es interesante como en cuestión de horas mi madre se convirtió en una experta en temas del Medio Oriente, con especialización en asuntos turcos, llegando a narrarme sucesos en desarrollo, citándome nombres de apresados y reportándome la batalla que se gestaba sobre el puente del Bosforo.
Esa madrugada, cuando la situación estuvo calmada, presencié la llegada del alba desde la terraza, acompañado del staff del hotel y otros huéspedes ya que no podíamos dormir mientras la historia de Turquía se escribía minuto a minuto. Esa mañana, conjuntamente con huéspedes de todos los rincones del mundo, celebramos el hecho de que el país haya regresado al control civil. El golpe de Estado había fracasado.
Bueno, de esta manera pasé mis primeras 12 horas en Estambul. Llamémosle destino o como entiendas, pero esta experiencia fomentó un vínculo especial entre Turquía y yo. Su cálida y hospitalaria gente, legado histórico, espíritu emprendedor y su rol global como un conector entre el tiempo y espacio, ha garantizado a Turquía un lugar en mi corazón.
Habiendo compartido un trozo de este trauma nacional que cobró la vida de casi 300 personas y dejó más de 2000 heridos, tengo la esperanza de que Turquía pueda beneficiarse de este momento como una plataforma de unidad nacional para fortalecer su democracia y crecer nuevamente.
Varios meses después, estamos ante un punto crucial para Turquía, a raíz del incremento en ataques terroristas y la desaceleración de la economía, provocando estos eventos que se empañe la imagen del país que tienen los observadores internacionales. Es por esta razón que las siguientes 3 ideas llegan en el momento más oportuno para pavimentar un camino de progreso para el futuro de Turquía:
1.- Incluir todos los partidos políticos en el proceso de decisiones tras el golpe de Estado fallido.
Inmediatamente después del inicio de la intentona de golpe de Estado, los ciudadanos turcos y sus partidos políticos, escogieron de manera decidida apoyar al líder democráticamente elegido en las urnas, con todos sus defectos y virtudes, para dirigir el país en vez de retornar al régimen militar que tuvo lugar los años 1980, 1971 y 1960. Al garantizar la inclusión de todos los partidos políticos, Turquía tiene la oportunidad de ofrecer a los civiles que viven en la región kurda una alternativa indestructible ante actividades terroristas y ayudaría a reconstruir una región crucial para alcanzar el poder económico completo de la nación turca y su cohesión social. Las propuestas actuales para una nueva Constitución en Turquía, podría ser un vehículo hacia la unidad si aplica con una perspectiva ventajosa para tales fines.
2.- Adoptar plataformas abiertas de internet y redes sociales.
El intento de golpe de Estado falló gracias a redes abiertas de comunicación. El presidente Twitter, Facebook y YouTube.
La ciberseguridad y la vigilancia del internet frente a extremistas y elementos violentos han sido grandes desafíos para Turquía, generando cortes a larga escala en la conexión de internet e interrumpiendo la vida diaria de la gente y el normal funcionamiento de transacciones financieras. Este abordaje puede ser mejorado a través de la cooperación cibernética internacional con socios de confianza. En resumen, Turquía tiene mucho más que ganar en los ámbitos político, económico y social con redes abiertas de internet que lo que ganaría con ellas cerradas.
El golpe de Estado fallido, más que en cualquier otro momento de la historia reciente de Turquía, nos comprueba que el internet lejos de ser un pasivo, es un activo de primer orden para garantizar la democracia y el futuro del país.
3.- Continuar profundizando la cooperación antiterrorismo con aliados y vecinos.
Turquía ha enfrentado un número sin precedentes de ataques terroristas provenientes de diferentes fuentes y grupos desde el año pasado. Las redes de inteligencia del país se mantienen fuertes mientras que el entorno generado por el intento de golpe de Estado ha alterado el ejército turco como institución, despidiendo a miles de oficiales altamente entrenados y llevando la institución al control civil, una característica de las democracias más fuertes del mundo. En meses recientes, Turquía ha ampliado su cooperación con Rusia en materia de seguridad para ayudar a llevar paz a Siria y mejorar la frontera de 822 kilómetros que une a la nación turca con la siria.
Esta recién descubierta alianza con Rusia combinada con declaraciones públicas, está indicando una orientación hacia el Oriente y la Organización de Cooperación de Shanghái, minando el rol de Turquía como uno de los países líderes de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN). La celebración de una cumbre de la OTAN en Turquía podría reafirmar su compromiso con la alianza y ayudar a otros países entender el carácter único de las amenazas que Turquía está confrontando en la actualidad.
Avances y mejoras en el panorama de seguridad de Turquía pueden ampliar y profundizar los efectos positivos para la economía del país, la cohesión social y sobre todo, la calidad de vida. El turismo representa más del 12 % del PIB turco y probablemente rebote una vez que pasen 6-8 meses sin un incidente terrorista importante.
Acciones audaces tales como iniciativas dirigidas a mejorar el futuro político, social, económico y de seguridad en Turquía, fortalecerán la democracia y llevarán al país a estar más cerca de su meta de entrar en el top-10 de las naciones del G20. Espero que mi próxima visita a Turquía me permita disfrutar a plenitud los maravillosos lugares que la crisis política me robó. En resumen, las soluciones a los muchos desafíos que Turquía enfrenta se encuentran dentro.
* Geovanny Vicente Romero es un analista político y profesor establecido en Washington D.C. Es el fundador del Centro de Políticas Públicas, Desarrollo y Liderazgo RD (CPDL-RD). Sigue a Geovanny en Twitter @geovannyvicentr
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